La eficiencia energética puede definirse como la optimización del consumo energético para alcanzar unos niveles determinados de confort y de servicio. En un país, disponer de un nivel adecuado de eficiencia energética, permite aumentar la seguridad de que existirá un abastecimiento de energía suficiente para toda la población.
Esto hace que la eficiencia energética se haya convertido en una prioridad, ya que las fuentes energéticas tradicionales tienen un carácter limitado, son cada vez más caras, generan una dependencia del mercado exterior y, además, tienen un impacto relevante sobre el medioambiente y el ecosistema. A nivel productivo, las empresas y las diferentes administraciones públicas están poniendo en marcha un número cada vez mayor de medidas e iniciativas para apostar por las energías renovables y por la sostenibilidad, de tal manera que sirvan como guía de ahorro energético y contribuyan a que el planeta sea más sostenible.
El aumento de la eficiencia energética significa mejorar nuestra calidad de vida, al permitirnos tener el mismo o más confort con menos consumo energético.
Algunas medidas de eficiencia energética son ampliamente conocidas por ser de “sentido común” (por ejemplo, apagar la luz cuando no estamos en una habitación), existen otras para que todos podamos contribuir, con un consumo más racional, al aumento de la eficiencia global.
Algunos ejemplos pueden darse en el ahorro en climatización con un buen aislamiento, ya que por las cubiertas y ventanas de los edificios se pierde la mayor parte del calor interior en invierno y se gana calor en verano.
La climatización representa casi la mitad de la energía que se gasta en las viviendas. Por ello, una de las mejores formas de disminuir este gasto energético es mejorando el aislamiento de cubiertas, fachadas (mediante el insuflado de aislamiento en la cámara de aire y/o adicción de aislamiento por el exterior o SATE), sustituyendo las carpinterías (mediante vidrios dobles y carpinterías con rotura de puente térmico, PVC, etc…), entre otras actuaciones.
Un buen diseño bioclimático puede conseguir ahorros de hasta el 70% para la climatización e iluminación de un edificio. Además, se pueden utilizar las energías renovables en el suministro de energía a los edificios incorporando equipos que aprovechen la energía proveniente del sol, el aire, la biomasa y la geotermia o aerotermia.
Desde el año 2007 se generalizó en toda Europa, con carácter obligatorio, la certificación energética de los edificios, que proporciona información sobre la eficiencia energética de las viviendas, en función de las características del aislamiento, acristalamientos, sistemas de calefacción, producción de agua caliente sanitaria y aire acondicionado.
Véase el resto de apartados donde se puede encontrar más información sobre la eficiencia energética en el transporte, por ejemplo, mediante el uso de vehículos eléctricos. También con la incorporación de energías renovables a los edificios y procesos industriales.